Antes, mis padres discutían todo el tiempo.
Después, era mi madre la que discutía
con sus padres, en un ínfimo ring
en dónde nadie era capaz de esquivar los golpes.
De todas formas, yo nunca estuve expuesto
y cada vez que veía que la pecera iba a estallar,
me alejaba, encendía mi tele,
ponía todos mis sentidos
al servicio de mi balsa, mar adentro,
de espaldas a la catástrofe.
© Patricio Foglia
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