El paraíso es un árbol
De chica imaginaba el paraíso
como un árbol más grande que los reales,
con sus flores lilas, allá arriba. Melia
azedarach, cinamomo, agriaz,
había muchos en mi pueblo, enhebrábamos
collares con los estigmas de sus flores
y hacíamos tortitas con bumbulas amarillas.
Lila de Persia, orgullo de la India con
frutos
purgantes, abortivos. Frente a la escuela,
había un patio repleto de esos árboles,
una mañana corrió entre los niños la
noticia
y cruzamos hacia el cerco de ligustros
intentando ver la cuerda, el sitio oscuro,
hasta que la maestra nos devolvió a los
gritos
al mástil, el himno, la bandera. Cuando voy
a la casa de mi madre, veo esos árboles
de frutos venenosos, vuelvo al vecino
que perdió una noche su sentido de vivir
y se colgó en el patio de la casa
esquina, la que tenía un bar
y un almacén.
© María Teresa
Andruetto
me encanta este poema, se desprende una nostalgia de lo que fue
ResponderEliminar¡Wow! ¡que final!
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