FEMINICIDIO
a Kuky Leonardi
El cementerio San Antonio de Padua está
cubierto de margaritas blancas,
narcisos, golondrinas y un ramo de claveles
rojos.
Rojo fue el último suspiro de Edith Andrea
Vera
cuando el puñal del asesino buscaba su
garganta,
buscaba su niñez entre las latas,
la casa de madera de la noche,
su corazón de alondra entumecido.
¿El asesino es ese hombre tatuado con
barcos y serpientes?
¿El que asesta los golpes con furia sobre
Edith?
O es la violencia machista silenciada, como
dice Evelina Giberti,
lo que ha cuesta llevamos y consume los
huesos, el ojo, la mirada?
El puñal interroga con su lengua demente.
© Hugo Francisco
Rivella
Estupendo poema.Magnífico verso final. Un abrazo Isabel Llorca Bosco
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