A una manzana
Dorada al centro,
excedente y sanguínea
su ácida pulpa
precipita cristales.
Un solo tajo
descubre sus pudores,
sus semillas
lágrimas oscuras.
Dorada al centro,
aguarda
El cuchillo la penetra
y queda expuesta.
Herida contra herida,
la boca
como una sentencia.
© Beatriz Minichillo
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