Alivio de Ángela
III
Pedías por tu madre, abuela
los años no bastaron
su luz de pasillo te buscaba
giraste
trompo de patio hacia la voz que calma.
A tu lado mis ojos
aureola líquida, escrutaban
la extensión de tus dedos
la piel azul de tus falanges.
Sentada en tu cama
sobre mis manos pesadas tus rodillas
rocé lunas calientes, te vi volver
de la flor más aérea de un corso de verano.
Al reclinarte
un planeta de tiempo te llevaba
y yo
brazo de globo
vocación de rueda
me alejé.
© Ana Lafferranderie
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