Perduran los embrujos
en la indómita lamida
de tus mundos desoxidantes.
No hay cartesiano irresoluto
para mis dedos eruptivos
ante la helada lógica
de tu aciempiezado corazón
que trepa por los confines
de mi latido quejumbroso
no existe veneno posible
para tantos lapsos de mal
que canturreban desafinados
buscando codas sin antídoto.
En un derrotero milimétrico
te hallé astillando
esta distancia a cuentagotas.
©Adrián Terracciano
Muy bueno!. Bienvenido Adrián.
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