Esa
vez
En la blanda acumulación
de los cuerpos
una inaceptable lengua
pidió socorro
La inutilidad de una noche
imprevisible del océano criminal
que adelantara el sueño espeso
La prohibición de la palabra invierno
acaso ningún consuelo dejó el olvido
Quise mancharme de nombres inútiles
sin remordimientos acaecidos
y olvidadas crueldades sin origen
Una sonrisa grande era una ciudad
y se debatía un lugar que no supo de
caminos
Aquella voz dividió mi mundo estrecho
hoy reclamé brillantes la esperanza de tus
ojos
© Pablo Milani
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