Poema de María Teresa Andruetto
Un amigo me escribe desde Siria
a Pablo Sigismondi
Un amigo me escribe desde Siria,
dice pronto esta noche infernal
terminará y volveremos a caminar
sobre cadáveres. Recibo su mensaje
en la casa de la hija de otro amigo,
que ha cumplido quince. Somos viejos
los invitados a la fiesta; alguien canta
coplas, cantos cimarrones, montañeses,
que aprendió en los valles calchaquíes.
La mujer se llama Eva y le dedica sus
coplas
a la niña que está cabeza baja mirando
el celular. También yo estoy cabeza baja,
tengo otro mensaje desde Siria, fui a
Maalula a ver a mi familia. No puedo
contarle esto a mi madre, este luto, este
dolor, Dios cubra a mi tierra con su manto.
La copla sale de la garganta de Eva, su
falsete es un grito que llega a Siria,
mientras la chica dice dale papá,
pongan música buena, que esto
está muy triste.
© María Teresa
Andruetto
8 comentarios:
dos mundos diferentes, temporales y afectivos pueblan este bellísimo poema. susana zazzetti.
Excelentes reflexiones. Comparto tu dolor. Un fuerte abrazo, Marta
Terrible poema en todo sentido Abrazos
gracias por tu poesía! Ciela Asad
Duro poema, necesario. Por lo menos los jóvenes (la esperanza), siguen ajenos al dolor (o lo neutralizan, de alguna manera)
conmovedor hasta el hueso!!!
maria del mar estrella
Un poema doloroso y muy necesario donde ambas realidades se unen en un grito. Cuánto sufrimiento y qué separados estamos de los que sufren.
Un gran poema y una pintura fiel de la humanidad
Irene Marks
Para llorar a gritos este magnífico, duro y doloroso poema.
Un abrazo grande,
Alicia Márquez
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