De todo lo que tuvimos
qué fue verdaderamente nuestro?
los caballos partieron buscando las líneas
que dibujaban las estrellas en el cielo
el trigo que sembrabas en tierra ajena iba
en busca de su destino de harina
y yo pregunto ahora Padre mío
qué fue de nuestros árboles?
de los solitarios álamos que elevaban sus
ramas y se esfumaban en el cielo?
de los eucaliptus de cintura infinita?
mis bracitos en vano intentaron la aventura
de rodearlos
qué fue de la sombra del pino extendida
ofreciendo su regazo de frescor que los caballos
agradecían con relinchos fugaces?
qué fue de la lluvia de sol de las acacias?
qué fue?
quién los ha honrado en estos años?
Padre
quién nos expulsó del paraíso?
Padre digo tu nombre en un rezo
en mi corazón duermen los caballos
fantasmas de mi niñez
una lluvia de alabastros demora la eternidad sobre nosotros
y a mi
me duele el alma.
© Ernestina Elorriaga
La última línea ¡sublime¡. Gracias poeta
ResponderEliminarLa última línea ¡sublime¡. Gracias poeta
ResponderEliminar¡ cuántas cosas se fueron con tus preguntas! qué poema tan bellamente sensisitivo! ¡ y ese final! susana zazzetti.
ResponderEliminarPoema exquisito que rodea la distancia del tiempo, la herida en la memoria...
ResponderEliminar