Hubo un tiempo de costura
Acomodó sus nalgas sobre algunos siglos.
Después de mojar
el hilo con la lengua hizo un nudo. Manos
austeras blandas
ocultaron lo que no debe saberse y cosieron
hacia adelante. El punto
atrás había quedado dibujado sobre su
vientre como una línea parda
un surco de desvelos en los campos en la tierra que duerme
entre el día y la noche. Sobre su pecho
el punto cruz escondió espinas detrás de la lluvia y zurció
sus pezones con hojas de parra y de
uvas añejas.
Era el alba de la vida.
Amerizaban gacelas en la fe uniendo granos de maíz
a modo de collares el cuello
recién hilvanado. La esperanza
guiaba manadas de gladiolos bordados en los
huecos
de la
carne.
Recién paridos los pecados se
ocultaban detrás de los ojos
inventados por la miseria. Y no se
dolieron en la anciana que cosía
acorralada casi por la mezquina eternidad.
Ella continuó con su labor entre almas que arrugaban los trajes
los vestidos nuevos y que masticaban el hilo cortando las puntadas
pequeñas. Y entonces sacudió sus piernas su falda
y se incorporó guardando los siglos
en el bolsillo del delantal.
Largas larvas blancas hicieron el resto.
© María Marta Donnet
Bellísimo. Una obra de "alta costura". Gracias. beso grande. Adriana Maggio (dirbi)
ResponderEliminarBello homenaje a historias dolorosamente repetidas. Gracias, Ma. Marta!!! Besos!
ResponderEliminar¡Gran poema!
ResponderEliminarMuy bello Mariamarta una historia de Dior que llega a todos.
ResponderEliminarDolor.
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