Efectos secundarios
Hace más de cien años
moría en Calabria mi bisabuela.
Cuentan que tomó una pócima,
excedida en cianuro,
para vencer un catarro feroz
en vísperas de Nochebuena.
Nos dejó una herencia
de Navidades tristes
y toses persistentes.
Era condesa -explica mi padre-
para justificar la pena
que todavía lo asalta las noches de fiesta.
Todo esto también hay que saberlo
si se quiere entender mi historia.
Mi niño me dijo ayer
que no cree en Dios
y yo
lo llevé al neumonólogo,
para evitar males mayores.
© Gisela Galimi
Poemazo Gise . Toda una historia que nos fascina en pocos versos. 🏵
ResponderEliminarGracias Mariel! y es cierta!!! cosas raras de las familias!
ResponderEliminarCon cuánta economía (esto es lenguaje), sólo hallable en un poema,caben tremenda historia y emoción...
ResponderEliminarMuy hermoso.
(Anecdótico: me dejaste pensado en qué tendrían los abuelos inmigrantes con los títulos (generalmente, comprados...)...mi mamá, descendienre de malagueños, escoba en mano,con humor entre ácido y zumbón, decía: "así como me ves, mi abuelo era marqués"
Verónica M. Capellino
ResponderEliminarExcelente, Gisela!
Un abrazo,
Alicia Márquez
Muy bueno el final que remata lo anecdótico. Un abrazo
ResponderEliminarGraciela Barbero