Principio de incertidumbre
Crecen el desasosiego, las cicatrices,
las
cuentas, el cabello,
como crece el silencio adentro,
y disminuye el hombre
a
fría ecuación bajo tierra,
y el poeta a una fracción
de materia que se
disuelve.
Me desconcierta pensar en la ceniza,
cuando
alcance en el viento
un vuelo semejante al de la golondrina
o el cuervo,
y
pensar que sean las cenizas de mis huesos
las que graznen ese desconcierto.
Es posible que me aferre al insomnio
para
que no blanquee mis ojos
la sobredosis del sueño,
como también es posible
que
Dios exista como incertidumbre.
© Darío Oliva
admiro tu contundencia temática. placer leerte, daríp. susana zazzetti
ResponderEliminarMuy buen poema.
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