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26/10/18

Poema de Alicia Márquez



EL HOMBRE DE LA BOLSA

Cuando eran las vacaciones,
cuando los patios se llenaban de glicinas y uvas chinche,
cuando el cielo era inocente,
cuando jugábamos a la pelota, al dinenti,
al carnaval, con baldes y risas,
cuando saltábamos a la soga o cambiábamos figuritas,
(las que tenían brillantina valían más),
cuando nos escapábamos de dormir la siesta
y nos divertíamos en la calle,
apenas subía el griterío,
una madre se asomaba y decía,
como un juicio final: “Si se siguen portando así
va a venir el hombre de la bolsa”.
No decía nada más. Ni que nos llevaba
ni que nos secuestraba, ni que nos iba a matar.
Simplemente dejaba caer el evangelio feroz
del disciplinamiento: “Va a venir el hombre de la bolsa”.
Nunca venía. Y seguíamos con nuestros juegos,
transpirados, colorados, felices.
Hasta que una tarde apareció por la esquina un viejo
con una bolsa que gritaba: “Lemone, lemone”.
Ese fue nuestro Freddy Kruger. Un terror barrial,
pero terror al fin se apoderó de todos. La calle quedó desierta.
Las madres habían ganado la partida

© Alicia Márquez

4 comentarios:

  1. cuánta vivencia, cuántos recuerdos!! me encanta este poema. susana zazzetti.

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  2. Muy bueno, Alicia. Pensar que lo que los mayores nos decían son imborrables, aunque nuestra mirada actual domina las palabras antiguas y nosotros no lo haremos. Conciso y eficaz. Isabel Llorca Bosco

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