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12/9/18

Poema de Mariel Monente





CARACOL

Cuando apoyabas,
sobre el oído
de la pequeña niña
el caracol que dormía
en la mesita
y velaba los recuerdos del mar,
su cuenco espiralado atrapó la garganta
y su voz.

Advino un tiempo de silencio,
levantando castillos de arena, sin playa, sin luz,
pero con la serena intensidad del que espera
el momento preciso de saltar.

Ella no entendió, no supo
el motivo
por el que nunca más lloraste.

En el borde
del acantilado que la llamó un día
con la desesperada belleza de las salicornias
y la ferocidad del frío,
un río salado, escondido
emergió de los ojos en el crepúsculo invernal. Ella habló.

“El mar devuelve lo que no es suyo y se lleva lo que le pertenece.”

© Mariel Monente

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