Polvo de estrellas bebíamos
Amábamos en el atardecer
el olor a sudor de los caballos cansados
Nuestras sombras se reclinaban en el estanque
esperando
que la columna vertebral que sostenía el mundo
fuera posible allí entre los peces
y que las melodías amadas nos besaran en la boca
Polvo de estrellas
amanecidas
huérfanas de estar nos bendecían
Todo ha sido así
lejos de esos días me pregunto
como te pregunto a ti
qué territorio sostiene nuestros pasos
cuando se tienen siete años
y el olor del mundo
se nos cuela entre los dedos y se escapa.
© Ernestina Elorriaga
placer leer tan bello e intenso poema. susana zazzetti.
ResponderEliminarBello poema y ese volver a la infancia que es como polvo de estrellas
ResponderEliminarGracias Leonor. Siempre te nombro. Abrazos tinA
EliminarTina. Qué encanto secreto hay en tu manera de decir, como abrir alguna puerta hacia un lugar apacible.
ResponderEliminarTe lo agradezco.
Claudia
Gracias por tu lectura.
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