La otra
Esa mujer
equívoca
que late en
mis entrañas
exacerba
mis nombres
y los
desautoriza,
remueve mis
configuraciones
cambia la
tonalidad de mis huesos
soporta la
levedad de mi andar.
Esa mujer
que trastoca mis apodos
me regaña y
me cumplimenta
me
desconoce y me abraza,
se demora
en el odio
y la
templanza.
Esa mujer
errónea
que
atraviesa las paredes de mi casa,
silba,
gesticula y grita
con un
vocabulario cifrado,
se pasea
por mi contorno y me insulta.
Esa mujer
arrogante y esquiva
quiere
apoderarse de mí
pero no la
dejo,
la tomo por
su costado vulnerable,
le aplico
mi zarpazo más profundo,
la entrego
a mi parte caníbal,
la degluto
en dos bocados certeros,
con
violencia la sepulto
pero renace
siempre,
siempre, siempre.
© Beatriz Minichillo
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