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31/8/18

Poema de Paulina Vinderman





Soy absolutamente dueña de mi ausencia en Ciruelo,
de mi libertad que es ausencia.
Un ser que abandona su piel para volver a enfundarla
más cerca de la carne, más ceñida, si eso
fuera posible.
Tanto contemplo a la palmera cerca de mi ventana
que finalmente es ella la que me contempla.
Una palmera abismo, sin retórica alguna.
Un vacío dulcísimo que no quiere ser llenado
y tampoco ser llamado soledad.
Lo espanta mi caligrafía: la que apuesta
a la eternidad sin saberlo y sin detenerse.
Esa vieja eternidad del tintero involcable,
de las flores de invierno bajo la nieve todavía,
de la compasión sobrenatural olvidada de sí.

© Paulina Vinderman

6 comentarios:

  1. Hermoso poema, profundo y lleno de paz.

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  2. Gran poema. Abrazo!

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  3. Un vacío dulcisimo que no quiere ser llenado....otra respiración Poeta¡¡ Gracias Sonia Rabinovich

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  4. Hermoso poema con su "eternidad de tintero involcable" alcanzada.


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