acurrucada
bajo la manta
dejo salir
el frío
y veo
llegando
desde algún sitio
los ojos
tibios de mi abuela
celestes
como el cielo
su piel tan
blanca
alta y
maciza
rubia como
los polacos
de la Galitzia
hoy Ucrania
no sé por
qué ahora sus ojos
y la
ternura de mi abuelo
en su
cuerpo pequeño
la cabeza
calva y suave
la dulzura
de su
mirada
bajo mi
manta
mi abuelo
el relojero
mi abuela
la que guardaba
recetas
maravillosas
de manjares
viajaron
para verme
y me dicen:
entre la
memoria
y el olvido
hay un hilo
como de
barrilete
que vuela y
se va lejos
o baja
y se acerca
© Celina Feuerstein
Así es, !hay un hilo!
ResponderEliminarBesosss
Hermosos los ojos que te dejó esa abuela, ojos de mirar su recuerdo con poesía.
ResponderEliminarBellísimo.
Abrazo
Claudia
Tierno, melancólico y muy poético. Gracias. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarDulce memoria guardada, palabras que iluminan el camino. Bello poema.
ResponderEliminarclelia
Gracias a todos por sus palabras, son una caricia, un mimo 😍
ResponderEliminarHola: en este poema hay una ternura que comienza con ese "acurrucada bajo la manta" y sigue con la memoria de los abuelos, con mucha naturalidad, como en los momentos de vigilia. La lectura también puede variar, de acuerdo con la situación de quien esté bajo la manta. Sin embargo, en todas las interpretaciones( ya hable una mendiga que duerme a la intemperie o la habitante de una casa en su dormitorio) la memoria es también una manta que abriga a quien añora con dulzura. Un gran poema Irene Marks
ResponderEliminarNostalgia y ternura.
ResponderEliminardecir maraavilloso es poco, emotivo, contagia la ternura, te hace acordar de los propios, qué bárbaro Celina, "un hilo de barrilete entre la memoria y el olvido"
ResponderEliminar