DESPIERCING
Cuando
todos se incrustan metales en el cuerpo,
ella se
pela, extirpa,
muestra la
piel desnuda de la fe.
Se extrajo
uno por uno corazones,
brazos,
riñones, piernas:
toda esa
artillería anatomista
de promesas
cumplidas -o quién sabe-
que más que
ofrendas parecían venganzas.
Martillos y
martillos por años y por años justo a ella,
Madre
Templo de la Madre Mártir,
como para
que no cerraran los estigmas
de otros
clavos que sangran todavía
y seguirán
sangrando.
Ahora se
muestra
esplendorosa,
impúdica, magnífica, más alta
sin esa
garrapata de acero que la hundía
en lo
supersticioso de su costado río.
Ahora es
nueva y eterna.
Y se deja
vestir por las miradas y las voces
y el humo
de la mirra:
toda la
lencería de la luz.
Luján, octubre de 2017
© Bibi Albert
Me encantó! Siempre todo tan bien expresado poéticamente! Beso.
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