PARTIDA
Llueve y es
una tarde triste y sola
que no sabe
apagar tu despedida.
Llueve para
ignorar que las palabras
no pueden
discernir lo que sucede.
Llueve para
que el aire que te envuelve
cruce como
una lágrima tu cara.
Llueve para
que nadie se detenga
mientras
pierdo el adiós que no nos dimos.
Llueve
porque la vida es esta sola
y juega con
nosotros la distancia.
© Rafael Vásquez
La lluvia, la tristeza y el poema unidos para invocar al ausente. Bella unidad
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ResponderEliminarCómo duele este poema, Rafael!
Un abrazo,
Alicia Márquez
Dolorido y bello!!
ResponderEliminarBesossss
Conmovedora la lejanía, excelente!
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