OPUESTO Y COMPLEMENTARIO
Uno puede tensar la cuerda hasta el infinito.
Poner de manifiesto que en un punto
la tierra con el cielo se estrellan y no hay armonía
posible.
(Puede incendiarse el horizonte y alguien ve
no más que un bello atardecer). La contradicción
como un cuchillo que dirime lo que ha de estar de este lado
lo que ha de estar del otro la inexactitud
a la hora de repartir los dones y por sobre todo
la falta de equidad que habrán de ver
cada una de las partes
denunciando ser menospreciadas
a la hora del reparto.
Así este modo de pararse
en un territorio de arenas movedizas
donde el amor tanto como el odio
se verán como fieras mortales
sin que haya lugar para la otra mejilla.
Igualarse es tranzar por el lado más réprobo.
Tensar la cuerda hasta que al final cedemos
quedándonos con algo de una vieja espiritualidad
que nunca se acomoda a la vigencia del canon materialista
pero –ya sabemos-
caminan amarraditos
desacreditando la concepción militante del compromiso.
Un equilibrio que se vuelve imposible
entre un amante mayor y su joven enamorado.
Los mismos amantes que en la imposibilidad
de equiparar la tersura de sus músculos encuentran
el campo propicio para una lívido tenaz incontrolable
que los vuelve el uno para el otro escandalizando
a los analistas de la problemática social.
La ecuación perfecta surgida en la disparidad.
El Yin y el Yang esa
panacea explicatoria del taoísmo
como un don que se incuba en occidente.
© Patricio Emilio Torne
Gran poema querido Patricio. Y sí, las contradicciones que sorprenden y la poesía que las resuelve hasta en la vida. Besos
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