El abuelo violinista
Cuando nací
no fue a la cita
el italiano violinista
el que siempre había sido
de levar anclas por el mundo
y cuando dijo
acá me quedo en la casa
de la calle San José
se lo llevó una peritonitis
y nos dejó el recuerdo
del día terrible
(así decía la abuela)
en que se cortó los dedos
al volcar la bañadera de hierro
donde años después
con mi hermana
nos bañaríamos juntos
mamá la llenaba
con ollas de agua caliente
afuera el calor era sólo
la llama azul del alcohol
en un tachito de metal
nos sacábamos la ropa
los pies sobre el piso helado
antes de meternos de un salto
nos quedábamos sentaditos
los brazos en el agua
con solo pensar en pararnos
el temblor crecía
no era el frío
era el borde filoso
manchado de oxido
y ese pequeño movimiento
sobre las patitas
como un barco anclado
nos hacía inclinar
uno sobre el otro
en un abrazo forzado
apretábamos los ojos
los dientes
nos frotábamos la espalda ligerito
mientras cada uno
cantaba en silencio:
“¡si me-mue-vono-meagarro!
“¡si-meaga rrono-memuevo!
© Mario De Luca
La infancia siempre será un baúl desde dónde sacar
ResponderEliminarimágenes y recuerdos para crear, tal como lo haces en este poema lleno de nostalgia donde el lector parece ver la bañera, los niños, la madre..
Cariños
Juany Rojas
poema de una gran actualidad
ResponderEliminarEs precioso, me encantó!
ResponderEliminarCariños
Marta Rosa