ilustre tu paso deja la huella del mendigo.
bendita la grama que la borra y bendito su fruto,
escrito y raíz que medicinal transmuta a tu errático
desierto.
y benditos los hombres que no ven en las huellas tus huellas
ni a esos necios bastones conque sostener su esperanza.
será orden de tu estirpe matar la ilusión del iluso.
olvidado, bien amado,
puedes cerrar la puerta y morir definitivamente
tu cuerpo y despertar otro.
© Mónica Palla/Daniel Marino
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