Cada tanto…
cuando llego a casa
y nadie me ve
acaricio discretamente
la puerta de entrada.
Paso mi mano
sobre el lomo
del animal
más feroz.
El que muerde y no suelta.
el que lame las heridas
como nadie.
El más temido.
El más querido
también.
© Jorge L. Carranza
uy! Muy bueno!
ResponderEliminarCuánta emoción contenida en palabras precisas.. Bello poema
ResponderEliminarHermosura tu poesía, una puerta con premio la lectura. Gracias.
ResponderEliminarTe abrazo!
Claudia
Un poema bien logrado que sorprende.
ResponderEliminarAbrazo Ana Romano.