“LA NOCHE DE SAN JUAN”
Temor, desolación, mutismo, y en paralelo, la belleza con
sentimiento fluye.
Desazón y desespero agobian; fuerte visión de tormenta y
sentimiento de soledad se palpa.
Inquietante confusión se experimenta entrando al laberinto
abrumado por la distorsión de la forma en movimiento, por ese ir y venir de
imágenes, de certezas y obviedades, de incertidumbre y miedo.
Negación y desolación se unen a la tristeza y la nada,
deambulan por entre peñascos sin rumbo puntualizado.
Se genera fuerza oscura, la entonación de la palabra se
empequeñece ante la realidad que espanta; los hechizos cobran forma, lo irreal
ya no es visión, es cántico acrecentado que intimida al ser presente.
Se satura el ambiente con inquietantes figuras y su vuelo
rasante, frío y escalofriante; murciélagos, brujas y duendes han dado inicio al
aquelarre.
Con el alma rígida, alelada, en vilo y apretujada, espera el
hombre la mañana.
Se escucha un gong, susurra el viento, se aquieta el
pensamiento al terminar la tormenta.
Amanece… en "El Monte Calvo".
© Sonia Quevedo
La mística de una noche especial en tu narrativa poética, un verdadero placer de lectura.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Ricardo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Gus por compartir tu espacio.