Páginas

3/4/18

Texto de Leonardo Vinci





Alguien pidiendo amor. Algo de amor, entre cortinas de papel y veranos retraídos. Horas atascadas; mujer de tiempo breve y mirada extensa o lejana, de enfáticas y místicas pupilas diastólicas. Su vestido pulsa el color del agua, incontables lluvias, sombras pélvicas, y el cobre pulido de su pubis de otras horas. Embebida en licores o flemas de viejos calendarios, de osadías perfectas y aniversarios truncos, cruza sus manos como dos pedazos de viento, mientras su boca quiebra una sonrisa zodiacal, tres dedos por encima del mentón y a una era por debajo de la luna que mengua. Los arcos de sus cejas son la prosecución de algo cuando alza la mirada, un estigma, una cadencia de números primos y razones áureas. Una liturgia bajos las constelaciones llevan adelante las luces de sus pómulos, afrentan la oscuridad y el silencio merodeador sucediéndose como un canon. La mujer, de zapatos ligeros, alfombras mágicas y duetos recónditos a manera de trabalenguas, y a pesar de haber comprimido el aire en sus pulmones debajo de viejas chimeneas, ella, sueña con gaitas de colmados fuelles, en la niebla de la historia, entre cipreses dormidos. Así acuna en sus brazos ese pequeño futuro incierto. Y en esa extraña amalgama de la vida que no se puede deshacer, un diálogo en blanco y negro se da a mitad de camino entre el umbral frío del crepúsculo y su cabello sucio, donde se intercalan las más diversas teorías e imágenes acerca de la realidad. Morir de amor, acaso la más bella y también cruel manera de vivir.

© Leonardo Vinci

4 comentarios: