Carpe noctem
La noche
ya no tiene nombre ni lugar.
Es tiempo inhabitado,
horas
que se van conmigo
al refugio donde nadie entra.
Esta luz
nació sin puertas ni pared.
No necesita abrazos
aunque siempre los reclama.
Le ofrezco mi carencia
y ella,
niña
de papel en llamas,
prefiere deambular a oscuras.
Le perdono los golpes,
los gritos,
la belleza y el amor
que nunca me dará
ni le daré.
Porque ella es la noche
y yo
aún espero a mi amante.
© Silvia Rodríguez Ares
Uy Silvia, qué intensidad hecha poema! Me gusta la evocaciòn de esa noche, y el final... un remate certero.
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile
Gracias por la lectura, Cristian!
ResponderEliminarAbrazo