Cualquier
brasa inicia la catástrofe
simple es
existir
dejar que
la música impregne
de volumen
el silencio
medir el
peso de la escarcha
en el árbol
mientras
atizas los leños
y mantienes
a raya los demonios
domésticos
del fuego
conoces los
objetos que te rodean:
la máscara
africana
y su madera
que guarda
el rostro
en blanco de un espíritu
la vajilla
las
esculturas en cuyas formas
se ha hecho
leve el mármol
la mesa
donde apoyas
tus pies
desnudos
tan
familiar y tibia
tan llena
de tu existencia tu casa
te alberga
como a un molusco
que entre
sus paredes nacaradas
piensa que
está lejos la catástrofe
entonces
una brasa salta
y cae en la
alfombra
como esa
liebre que hace una semana
saltó
dentro de
la cerca
y sobre la
que se abalanzó raudo el mastín de la casa
© Jotaele
Andrade
Extraordinario poema en todos los aspectos. Un abrazo Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarExcelente poema. Tu poesía siempre llega.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Amigo, me dejaste sin palabras para mi comentario: ¡Clap!¡Clap!¡Clap!
ResponderEliminares una pieza muy rítmica y plena en su compsición. gracias.
ResponderEliminarWalter Mondragón