YO EL TORO, LEVÍSIMA MI MADRE
A los desaparecidos
Entren en mí,
Yo, el Toro,
levísima mi madre se desgarra en la sombra, me busca con sus
ojos desahuciados, pero me busca, ¡Ay! Mira la tierra, escarba con sus uñas
detrás del espejismo, junta flores de agua perfumada y pregunta y pregunta
¿Quienes?
¿Quién?
¿Dónde se lo llevaron?
La plaza está cansada de dar vueltas en los pies que la
tiñen de blanco y de pañuelos,
se estruja la ciudad, la exprimen con los niños que corren y
yo, desde mis venas, me azulo hasta asfixiarme,
resisto,
resoplo espuma, tos, exhalan mis pulmones espadas perforadas
y de mi frente brota mi canto desollado.
Yo, el Toro,
las madres que nos buscan a tientas se iluminan, América
sangrada, sagrada, me distrae, baja hasta mí, va por los ríos de sus árboles
ciegos, le cose al alarido su garganta de polvo y me lava la herida con la
lanza en el pecho.
Yo, el Toro,
toros agazapados me nombran,
va la muerte en mis cuernos desgajada.
© Hugo Francisco Rivella
Fuerte y tristemente testimonial de una época terrible en nuestra historia . Con-movedor Te abrazo queridísimo poeta
ResponderEliminarSiempre PISÁNDO FUERTE!...
ResponderEliminarELOCUENTEMENTE ... DAS TESTIMONIO A UN TIEMPO QUE TENEMOS MUY MARCADO...
Qué honda preciosura. Casi se puede oír su melodía, es como un canto tu poema.
ResponderEliminarAbrazos Hugo.
Tana Pasquini-
Tremendo! Triste y real! Un abrazo Graciela Barbero
ResponderEliminarun gran poema para recordar, la noche quizá más terrible de nuestra historia
ResponderEliminarla alegoría es del dominio de los que saben... lograda y dura,a la vez.magnífico el poema.
ResponderEliminarWalter Mondragón
Un poema contundente sobre una noche que siempre vive en nuestra mente.
ResponderEliminarUn abrazo Ana Romano.