Un abz a su familia y amigos, Gus...
Otra vez el sol
Es sol es una venda suave,
muy dorada al principio,
cuando toca
los grandes parques exquisitos.
Luego sigue por un río de arena
que no alcanzo a comprender
porque está
en mi vereda, en mi cuarto, en mi cocina
y lo detengo y me llama,
y me lastima y vuelve
y luego sigue
hasta la sucia placita de los descalzos
y allí también me llama y vuelve,
pero entonces
esa venda suave es de color ceniza.
FRENTE AL GRAN RÍO
a Silvia y José Luis, en Posadas
Oh, meditación del agua!
Oh, sitio de la altura!
Así empezaría un poema pretencioso
pero no,
es apenas la llovizna que languidece
sobre la cuidad fogosa.
Desde el alto balcón de mis amigos
el gran río
ni siquiera parece suspirar.
Sólo es una revelación del aire,
un camino brillante de cenizas.
Las nubes brotan del río
y sobre el río
piensan como nosotros pensamos,
sin tregua ni límites.
Son las nubes
de la libertad y de la tristeza
que zarpan de todos nuestros días
y nos obligan a ser mortales.
En este otoño de las despedidas
creo que nunca cometí maldad alguna.
Por eso pienso, como piensan
las nubes lejanas fugaces,
que estoy entre los fracasados.
El pan y la madera
No pongas el mantel, niña.
Deja la mesa al desnudo.
Deja también el pan al desnudo.
Que se vean juntos
el pan y la madera.
El calor y la dicha
nacieron de esa cita.
Mi padre llevó las horas.
Mi madre llevó un cesto
trenzado con el cielo.
¡Cuántas veces el sol
entró con ellos!
No pongas el mantel, niña.
Ahora no, después sí,
cuando se duerma esta ráfaga
de retratos todavía dorados.
Mi padre me acercó al desvelo.
Mi madre me acercó a una fuente
con ángeles custodios.
Si hay fantasmas en las sillas
son espejos del silencio,
del silencio y nada más.
Pronto llegará el momento
de iluminar la comida.
No pongas el mantel.
Deja caer la ilusión
sobre el pan y la madera.
7 de Octubre de 1849
Un día de octubre,
en Baltimore,
en el hospitalario banco de una calle,
un hombre murió
porque no pudo resistir la mediocridad.
A veces yo también me siento
en un banco de la ciudad,
pero esta ciudad no es Baltimore,
ni el Progreso conmueve las tabernas.
Y aunque las señales de partida
sean hoy más turbias
que el delirio o la miseria,
no he dejado todavía
mis valijas en el embarcadero.
Tampoco me habita el orgullo
de ser Edgar Allan Poe,
ni se esfuma en el otoño
el espectro de Virginia Clemm.
Pero sí hay un banco, una ciudad
y hay un espectro,
la mortal repetición
sería posible.
Héctor Miguel Ángeli (1930). Poeta, docente y traductor
nacido en Buenos Aires, Capital Federal. Cursó estudios de filosofía y letras.
Fue guionista de televisión educativa. En 1977 obtuvo el Tercer Premio
Municipal de Poesía y en 2005 el Premio "Esteban Echeverría", entre
otras distinciones.Su poesía, elaborada con lenguaje intimista, no tarda en
saltar las vallas de la intimidad, y por necesidad de comunicación abierta –que
trasciende al mandato del poeta- se transmuta en social. Entre sus libros de
poesía se mencionan: "Los techos", "Manchas", "La giba
de plata", "Para armar una mañana", "Frutas sobre la mesa", "Casi Póstumo".
qué triste la noticia de su partida, abrazo su recuerdo de mariposa enviada desde la infancia, poeta que supo arder y repartir el fuego.
ResponderEliminarGracias Gus, por este homenaje.
Claudia
Mucha tristeza deja su partida, su poesía queda con nosotros y será ella quien mantendrá su presencia entre nosotros.
ResponderEliminarSiempre es triste cuando alguien que admiramos se va pero los poetas reviven en cada obra que releemos.
ResponderEliminarCondolencias para la familia
Graciela Barbero
Siempre me pareció un poeta fuera de serie.
ResponderEliminarLeerlo esta hermosa obra que nos quede. Paz.
Isabel Llorca Bosco.
hermosos poemas, qué triste!!!
ResponderEliminargracias Gustavo
hermosa su poesía...
ResponderEliminarInfinita tristeza.
ResponderEliminarFue un poeta maravilloso, auténtico, puro, de gran corazón.
Fue un amigo cariñoso y noble.
Gracias Héctor, por todo!
Paulina Vinderman
Qué pena, excelente escritor y buena persona, gracias ,Gus, por el homenaje y darnos la oportunidad de expresar nuestra tristeza.
ResponderEliminarMis condolencias a sus seres queridos.
Q.E.P.D.
Betty Badaui
Haber podido ir a Montes de Oca, verlo una vez más por última vez. Leer su poema puesto en el ataúd, ese poema donde decía que no quería que le subieran las piernas estando muerto, solo las manos, fue un privilegio. Así como abrazarse con los compañeros poetas que pudieron llegar.
ResponderEliminarUn poeta maravilloso, como dice Paulina y un ser humano también maravilloso. Creo que todos tenemos que aprender mucho de él, de su persona donde el narcismo, la vanidad, el yo gigante, eran burlados por toda su poesía y su persona. Gracias por tanto Héctor.
Tuve el enorme honor, junto con Andrea, de compartir una reunión poética en la patria chica de Héctor (La Boca), y otros poetas como Susana Szwarc y Gus. Maravillosa persona además de gran poeta. Humilde y generoso nos permitió incluir algunas de sus obras en nuestro blog. Gracias por tanto poeta.
ResponderEliminarNo hay palabras suficientes para hablar de Hector. Un maravilloso poeta una excelente persona y un don de humildad excepcional
ResponderEliminarSiempre va a estar en nuestros corazones como una luz que no se extingue
Un abrazo amigo del alma
Que en paz descanse, poeta. Gracias por sus letras.
ResponderEliminarAbrazo a toda su familia y afectos
Cristian Jesús Gentile
Buen viaje Héctor...tu poesía como una brillante estela nos deja su luz infinita!!!
ResponderEliminarGracias!
Montse Bertran
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarInmensa pena por la partida del querido poeta y amigo Héctor Miguel Ángeli.
Cuando muere un poeta de la calidad humana y lírica de Héctor, nos deja una sensación de pérdida mucho más allá de lo humano!
ResponderEliminarAhora Héctor descansa y su Poesía volará siempre entre nosotros!!!
ResponderEliminarCon todo cariño
Graciela Licciardi
Qué pena me dio la noticia de su muerte. Compartimos la mesa en una de tus cenas de camaradería después de la lectura en el Salón Dorado y me impresionaron su humildad, cordialidad, sapiencia y bonhomía. Enorme poeta. Que tenga paz! Inés Legarreta.
ResponderEliminarGracias por estos poemas,Gus. TodosTlamentamos mucho. Edda Sartori
ResponderEliminarAdemás de ser un poeta de excepción, de nacimiento -era pura sensibilidad-, Héctor, fue (y quiero decir) sigue siendo, el amigo de todos los que lo conocieron. No es algo frecuente en un ambiente como el poético, donde el ego suele pesar bastante más que el talento.
ResponderEliminarCuando lo vi en el geriátrico por segunda vez no me despedí pensando que ya no volvería a encontrarlo, pero lo cierto es que ya estaba débil; lúcido y sensible como siempre, eso sí.
Se te va a extrañar mucho, querido Héctor.
Mariano Shifman
Gracias Gus por este homenaje a Héctor será nuestra tarea impedir que se calle su vos. Se extraña.
ResponderEliminarMuchas gracias Gustavo por recordar a Héctor Miguel Angeli. No pude despedirme de él, lamentablemente, el día que fuimos con Betty Minichillo al geriátrico ya no salió a recibir visitas. Pero nosotros seguiremos con sus poemas, difundiéndolo . Gracias Gustavo y abrazo
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