Detrás del árbol más alejado de la casa esperaba el Ramón
con la tarea cumplida, me entregaba el manojo de hierbas y una manzana
brillante. Así nacían los colores yo le daba la fruta de mi beso y encendida
regresaba a la casa.
Había que treparse a los manzanos y quitarles el musgo.
© Marisa Negri
poema de fruta exquisita!
ResponderEliminarBesosssssss
Una delicia leer tu poesía. Gracias
ResponderEliminarMarisa, qué exquisitez el beso con sabor a manzana fresca, me encantó tu frescura
ResponderEliminarUn abrazo
Betty Badaui
Un "manojo" de palabras que transmite ternura e inocencia. Abrazo.
ResponderEliminar