En los estados
infinitos del otoño,
déjala
temblar, me dije,
mientras haya
al menos una sombra
en medio de
nosotros,
una rumorosa
huella,
más allá de
todo
habrá un lugar
que admita nuestro,
una
perforación del mundo
donde caben
todas las palabras,
la lluvia es
apenas un resguardo
de su lengua
de cristal.
© Andrés
Lazcano García
bellísimo.
ResponderEliminarMil gracias, un abrazo!!
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