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14/2/18

Poema de Amalia Mercedes Abaria



LA CASA 

La casa que yo sé tiene cimentos de raíces clavadas.

No hay espejos porque los cuerpos se miraban
                               los uso a los otros
y nadie pedía la resurrección del eco.

En la noche se encienden los vestigios del amor
cuando el dolor se agolpa en la madera
y los relinchos de la sangre arden
                               en el desorden de la ropa.

El cielo y el infierno convivieron sus costumbres
hasta desgarrar los gestos de cada ladrillo
para que tu voz emerja del olvido.

Cuando llueve, la soledad del mundo desciende
                               sobre mi corazón despierto
y entonces, las ventanas,
los descarnados pisos,
todo,
empieza a derrumbarse lentamente .


© Amalia Mercedes Abaria

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