LA SILLA
A mis
padres
Quién tendrá el honor de sentarse mañana
en esta silla que compraste, padre,
una tarde,
después del trabajo.
Esta silla vienesa, de madera clara y barnizada,
piadosa voluntad de árbol
que ocupaba mamá.
La miro en el rincón de las ausencias
y guarda todavía el gesto de tu mano
acercándola al lugar más luminoso de la sala.
Luego, era su voz menuda,
la simpleza del secreto, la confidencia.
Cuando quedaste solo, segado de su presencia,
la vida te pareció desnuda.
Y la silla, huérfana de peso dulce
se arrinconó en un vértice de sombra.
Ansiosa de su cuerpo,
apenas decorativa, sobrevivía.
Hoy sé, que siempre viste,
liviana y bella,
la imagen rubia, bajo la luz de la ventana.
© Marita Rodríguez Cazaux
Hermoso Marita "el rincón de las ausencias" flora levi
ResponderEliminarMil gracias Gustavo, por compartir tan generosamente la obra de los poetas contemporáneos.
ResponderEliminarEs un poema muy bello. Tema conmovedor: la persistencia de los objetos y la ausencia de los seres amados...Marita, felicitaciones!
ResponderEliminarmuy sensible a tu poema. me vi repetida en esa belleza. felicitaciones. susana zazzetti.
ResponderEliminarEntre en ese pequeño gran mundo porque de algún modo lo viví hermoso poema!!!!
ResponderEliminarBello texto, que deja una impresión de tristeza dulce y placer estético. Gracias. Un beso grande. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarMaravilloso poema, Marita!! Un abrazo
Marita!! Cuánta ternura atesora tu poema, prestado por tu alma a la poesía. Maravilla de sentir!!
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ResponderEliminarLa dulce tristeza, la enorme nostalgia de la silla vacía.
Me encantó y me hizo lagrimear, además.
Un abrazo,
Alicia Márquez