Me habré de despedir sin oropeles
Me habré de despedir sin oropeles ni fantasiosas formas del
olvido. Inclinaré la testa, miraré por la ventana el pájaro fugaz de dios y sus
demonios. Fingiré mi tristeza. Le pintaré dos lágrimas al ojo.
Será mi muerte verdadera, el cajón, el cirio con la luz
bamboleando y cristo colgado de la llaga del alma. En un rincón la noche
celebrará el oficio de despedir a un excomulgado.
Será la muerte un sueño recurrente porque cada soñador
repetirá los juegos, el laberinto de la casa vieja, los tarros de papel y el
antifaz, y el poema enjaulado como un mono.
Si es posible la muerte es posible el final.
En ese punto, la escritura me salvará de la eternidad.
© Hugo Francisco Rivella
Magnífico!!!! Unas figuras poéticas que me estupefactearon. Felicidades!
ResponderEliminarAdrián Terracciano
Con esta despedida se puede pintar un cuadro bravo Hugo hermosas imágenes!!!!
ResponderEliminarLA BELLEZA Y LA PROFUNDIDAD CAUSAN ASOMBRO.
ResponderEliminareL PLACER DE CONMOVERSE, Hugo. Un abrazo Isabel Llorca Bosco
Muy bueno...el gran tema la muerte..Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno...el gran tema la muerte..Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno....el gran tema la muerte..Me encantó Abrazos
ResponderEliminarMuy bueno...el gran tema la muerte... Me encantó. Un anrezo
ResponderEliminarMaravilloso!!!
ResponderEliminarBellas y contundentes imagenes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tana Pasquini-