Y la vida volvió
como un reflejo breve
y todos los ciegos de mis ojos espiaron,
entonces la duda,
acariciar las paredes,
los hijos durmiendo,
y digo, si no fuera un sueño
y una mujer
se acomoda el tiempo en la mirada,
se acomoda el latido,
entonces la oigo,
camina lento,
después de llegar al jardín,
descansa,
tiene una luna robada en la sien,
cierra los ojos,
a veces me ve
y abre la tristeza para que me vaya.
© Andrés Lazcano García
ResponderEliminarDicen que en literatura importan lo bello y lo nuevo. Creo que este poema es así.
gracias poeta por abrir nuevos senderos a los ojos.
Walter Mondragón
Un abrazo Walter, mil gracias!!
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