Kaiken
Pusiste mi rostro tras una máscara
de polvo de arroz
me untaste con silencios permanentes
quisiste
que sólo mis ojos y mis manos
tuvieran movimiento
que el viento no agitara mi ropa
ni me hicieran llorar las sucesivas muertes
pero detrás
por dentro
todo esto sucedió
y mucho más
porque la soledad y la demanda del cuerpo
urdieron perfectas rebeliones
soterradas tormentas
que estallaron a la hora precisa
a tu regreso me incliné
en falsa reverencia
escondí las manos en las mangas opuestas
cerré los ojos
y dejé de verte
© Alejandro Méndez Casariego
Qué maravilla de poema, todo el sufrimiento y la decisión.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Qué placer leer una obra tan de pie frente a decisiones definitas.me encanta tu estilo.susana zazzetti
ResponderEliminarpoema ceremonial
ResponderEliminarel sentimiento se expresa a través de la máscara del ritual,cariños Alejandro.
Marizel Estonllo
Precioso. Silencioso. Intenso. Abrazo, Inés.
ResponderEliminarHERMOSO PODER LEERTE. HERMOSO Y ME LLEGÓ TANTO. QUE DE TANTO RECUERDO Y BELLEZA, ME EMOCIONASTE.
ResponderEliminarHermoso! Cariños!
ResponderEliminarMarta Rosa
ResponderEliminareste poema es también contrapoema. Me gusta su estrategia textual.
W.M.