La niña en la escalera
de una casa de puertas cerradas.
Escalones rotos por el abandono,
apenas se sostienen de una reja
comida por el orín del tiempo.
La niña tan anciana
como la tierra en sus uñas.
Sobre el tejado
juega con un gato negro
en un mundo donde
todas las otras puertas
también están cerradas.
© Mónica Aramendi
Excelente. La nitidez, la intensidad. Saludos, Mónica.
ResponderEliminarMónica:
ResponderEliminarHOla! Me gustó mucho tu poema, el clima que genera, el lenguaje y el hilo conductor de todo el poema con la temática de la casa y del gato. Gracias por tus versos. Te felicito! Saludos