CONFESION
Se apagó la lámpara con las sales de piedra
La de mimbres que alumbraba en la esquina
El escritorio de mis papeles.
Se cayó un vidrio de la ventana
En mi dormitorio esta mañana
El frio viento con la lluvia temprana
Arrojo la sílice a mis pies descalzos.
Me desperté antes de las seis
A destiempo dice quién me acompaña
No soporto el frotar de mi cuerpo
Entre las sabanas.
Me estiro largamente, como
Si de ello dependiera
Que cada articulación responda
Nada duele, todo es temprano,
La luz del amanecer entre las hendijas,
El canto de los pájaros, el ruido de los autos también
Insomnes tempraneros que raspan sus hierros
En el badén traicionero de la esquina.
Me levanto en silencio para no interrumpir el sueño
Que cavila a mi lado, recorro el pasillo
Entre máscaras, libros desordenados y recuerdos
El agua tibia en mi rostro que mira
En el espejo a otros ojos que no duermen
La caricia del suave algodón al secarme,
Encender el rojo fuego
Buscar las porcelanas para la infusión temprana
Y ponerme a escribir en el silencio de la sala
La mesa larga y el mantel verde
Esto, redactado en tinta negra
Como si fuera una confesión de madrugada
Con fondo de pájaros, sol en las hendijas
Y autos tempraneros raspando sus hierros
En el badén tramposo de la esquina.
© Miguel Ángel Ferreira
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