mientras leo el roce de la ferocidad
que recorre mi espalda
algunas palabras forman pequeñas canoas
las empujo al cielo que relumbra devastado
advierto que mi cabeza se inclina en la lectura
como la de mi padre
cada vez el amor llega con esa pendiente
al libro que se abre
y pide
que deje afuera las armas
lo que ellas han destruido
la brisa sola
la respiración alcanza a mover las páginas
de otro mundo
© Dolores Etchecopar
Qué precioso: el libro, el padre las palabras y "la respiración alcanza a mover las páginas de otro mundo". Sutil belleza. Gracias y abrazo, Inés.
ResponderEliminar"...la respiración alcanza a mover las páginas de otro mundo" Un cierre bellísimo para tu poema, Dolores.
ResponderEliminarAplausos y un beso grande
María Rosa León
maravilloso texto!!! gracias por compartirlo, francisco.
ResponderEliminarAparecen en un texto todos los amores, y el refugio que permite seguir viviendo. Gracias. Un abrazo. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarBello poema que nos habla de un amor recíproco y perfecto, entre vos y el libro.
ResponderEliminarmuchas gracias por sus lecturas, el poema vuelve a nacer con cada una de ellas!
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