Llegan al parque antes que yo
cada mañana
de la mano.
Siempre el mismo banco
no saben de Rimbaud
tampoco de Verlaine.
No estudian
se
ríen.
Pudor celeste pálido
gira
gira sobre su propio eje.
Toda ternura de una
sobre labios rojo Matisse
de la otra.
Escara endurecida
de prejuicios oscuros
el vecino del sexto
no las mira
o casi
aún le estremece
el olor a fuego
apagado
de fulanas sin mengano.
Viven la hondura del instante
son la palabra todavía.
© Sandra Gudiño
COMO TODA TU PÒÈTICA, SANDRA, HERMOSA Y BRILLANTE ESCRITURA! ABRAZOS
ResponderEliminarNo es necesario conocer brillantes y antiguos
ResponderEliminarantecedentes. Basta la ternura. Sobrio y hermoso poema que espanta "los negros prejuicios". Un abrazo I