VENDEDOR EN LA OFICINA
A las dos o a las tres,
en la hora más lánguida,
con el rápido almuerzo ya en la historia
llega la bocanada de aire en frasco:
esencias seductoras,
promesas de una piel irresistible.
Todo el ambiente es fragua de fragancias;
los sueños de una noche de verano
que incuban ocho horas sin salida.
Ni Juanele podría, con su pincel más terso,
describir un panal de diez mujeres
soltándose de sus celdillas
-miel en busca de miel-
alrededor de un zángano tan dulce
que les ofrece el paraíso en cuotas.
© Mariano Shifman
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