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8/11/17

Poema de María Teresa Andruetto


Películas

En mi pueblo había un cine. El dueño saludaba
a los vecinos como un cura a la entrada de su iglesia
y era el cine, en verdad, como una iglesia
a la que íbamos, por la tarde, los domingos. Estaba
sobre la ruta, frente a los trenes que cruzaban
la llanura. Por el veredón paseaban las parejas
con cucuruchos de helado y escuchaban los hombres
el partido en pantalón de baño y camiseta. En el atrio
había un kiosco y en el kiosco una mujer vendía
titas y rodhesias. Con vestidos de piqué, los domingos
por la tarde las dos íbamos al cine, a ver a Marisol,
a Doris Day, a Joselito. Un día no llegaron
las películas y pasaron un drama en blanco y negro.
Recuerdo  a la salida la cabeza borracha, el veredón
donde arrastraban su tedio las parejas, los hombres
traspirando sus camisetas de tira y los camiones
que rugían por la ruta, con las luces encendidas,
las primeras de la noche que llegaba.


© María Teresa Andruetto

6 comentarios:



  1. El cine era nuestra magia diaria. Bellísimo poema.

    Un abrazo,

    Alicia Márquez

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  2. Hola María Teresa: "pinta tu aldea", dijo Tolstoi. Y lo hiciste, de tal forma que el cine,"los vestidos de piqué", las películas de época, como Doris Day y Marisol, las "titas y rodhesias" del kiosco, la ropa de los vecinos se corporizan ante nosotros. Lo disfruté muchisimo Irene Marks

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  3. Como si lo estuviera viendo...viviendo. En cada pueblo había un cine que se parecía al del poema: y nosotros también. Gracias y abrazo, Inés.

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  4. María Teresa, me viene el recuerdo de Doris Day y antes de Esther Williams, en ese orden. Bello poema. Gracias.

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  5. Del remanso al ruido. Hermoso como contás este pasaje de vida.
    Abrazo.
    Aly Corrado Mélin.

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  6. Hermoso poema, cómo pintaste este paisaje!...sonoro...tan humano, todas escenas llenas de poesía!

    Gracias María Teresa,
    Abrazo!

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