Mentira
El Jazz pone
en circulación al mundo
Ramón Gómez de la Serna
Era la hora del jazz
de bajar las luces de la casa
para que brillara la música
luciérnaga gris desde el Zenith a válvulas.
Entonces la pobreza se olvidaba por los pies
y sacudía sus empeines endiablados
marcando en clave morse
un ritmo de elefantes.
La sangre soñaba un pan de colibríes
o unos zapatos de lujo
para deslizarse en los espejos del suelo.
El hombre de la silla estaba lejos
con su barba de días pero recién afeitado
el uniforme de trabajo, terciopelo en las solapas
húmedos los ojos y la reverencia
ante la trompeta de Miles.
Ella en cambio, cerraba los ojos
para que nadie viera sus sueños
las lágrimas derramadas hacia adentro
el jabón federal rascando el washboard
era percusión de libertad bajo las uñas.
La niña imitaba el codo actuado
de la muchacha melancólica en la pantalla.
El gesto obsesivo de apretar la boquilla y aspirar
desde una boca excesivamente gris.
Todo su guion era sólo un hilo de humo.
De fondo el piano afilaba unos dedos
y las siluetas se dislocaban
buscándose para bailar.
Ellos no tenían mucho
pero lo tenían todo.
Y eran negros a contraluz los tres
sonriendo en la infelicidad.
El jazz es como la poesía cuando miente
y refulgen en sus acordes
calabozos de música
que también suenan
como puentes de fuga.
© Claudia Tejeda
Todo un universo en tus palabras , un mínimo universo al ritmo del jazz donde los sueños son de mentira. Me encantó
ResponderEliminarAbrazos
Bellísimo poema, casi un fotograma.
ResponderEliminarAbrazo.
Tana Pasquini-
Como siempre, impecables tus poemas, Claudia.
ResponderEliminarCómo siempre Claudia, recorrer tu poema es habitarlo; gracias 💚
ResponderEliminarLa ilusión necesaria para afrontar la realidad!
ResponderEliminarBello!
Besosssssss
delicioso!!!!!!!!!!!!! un beso enorme, francisco
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