CUANDO EL DOLOR
Silenciadas las voces, alzan su grito desde los maltrechos
cuerpos estancados. Se da un silencio largo, y con el tiempo, solos quedan los
deseos, tantos, que el raudal se estremece confuso y triste, ante la idea del
nunca jamás ineludible.
© Sonia Quevedo
Para no olvidar.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Querida Sonia: dolorosísima prosa poética, donde lo existencial cobra fuerza, lo filosófico se aúna a una visión de situaciones límites y "el nunca jamás" reina como un tajo gigante. Excelente Irene Marks
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