no me visita la gracia
ni la belleza
quizás no sea posible
la súbita iluminación el grito o el aullido
porque los versos dependen más que de cualquier otra cosa
de mis manos
van por el papel dejando constancia de la carne
y el olor de todos los días
la cocina la ropa usada la tierra removida por la lluvia
cuántas sábanas
a veces se quedan con un perfume
y sonríen por el rastro de los cuerpos en la noche o en la
madrugada
o a la mañana al despertar
entra el sol
las manos escriben
y el anillo de piedra tiene
la marca del agua, la sal
que se deposita en silencio
como en los cuerpos las arrugas y los dobleces y el ruido
del tiempo
apaciguado por nosotros
con palabras
© Inés Legarreta
Inés Bellísimo testimonio del poema de la vida que nos crea y creamos con el cuerpo de las palabras. Muy hermoso°°°°
ResponderEliminarAbrazo
María Paula Mones Ruiz
Bravo, muy preciso en su definición, bella construcción metafórica
ResponderEliminarPatricia Corrales
Hermoso poema Inés.
ResponderEliminarAbrazos.
Tana Pasquini-
Dejar en el poema la esencia como en otros hechos del vivir, por eso llega, se siente.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Esa palabra que todo lo apacigua. !bello!
ResponderEliminarBesosss
Un texto con mucha sensorialidad. Se te escucha. Se te huele. Se te toca ines. Gracias bellísimo. Diego bennett
ResponderEliminarMuchas gracias, queridos amigos, por los comentarios. Abrazo grande! Inés.
ResponderEliminarbello!
ResponderEliminarMe encantó tu poema Inés querida !!! Gracias !!!
ResponderEliminarMuy bueno, sobre todo los últimos versos.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigos, por los comentarios! Abrazo, Inés.
ResponderEliminarRealmente muy hermoso, este poema muestra un amor por la vida que no todos tenemos. Gran beso, Inés. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarMe encantó!
ResponderEliminar"mis manos/ van por el papel dejando constancia de la carne/ y el olor de todos los días"
Abrazo.
Tere Vaccaro.