EL LAPIZ DE ISAIAH BERLIN
Si fuera una mujer
la habría comprendido mejor,
aun así no temí sacrificar mi ego
al caer en la fascinación.
Nos encontramos en su casa,
deslucida, casi sin objetos,
un cuadro de Modigliani
colgaba en la pared, lo pude ver de cerca
mientras Ajmátova preparaba té.
Comprendí el valor de ese retrato:
el cuello de Anna como el de un animal
que se estira hacia la esquina de la hoja, su alimento.
Anna ofreciendo dos cubos de azúcar,
su brazo extendido,
así la recuerdo, la palma abierta,
piel que emerge de la manga,
la muñeca delgada.
¿Qué come? ¿Qué lee?
Responde solo lo último, no lo primero,
no lo cotidiano, nada de carencias.
Las cortinas de encaje dejan entrar la luz.
Me cuenta de su infancia
y yo escucho en silencio,
solo los ojos cada vez más abiertos, más felinos.
Deseo ser Modigliani,
sacar mi lápiz del abrigo
para retratarla sin que se dé cuenta,
con una hoja sobre la rodilla,
la que escondería antes de irme
debajo del florero de cristal.
*Isaiah Berlin: politólogo e historiador de las ideas. El
encuentro de Ajmátova y Berlin sucedió en Leningado en 1945
*Amadeo Modigliano: pintor y escultor italiano. Ajmátova y
Modigliani se conocieron en París en
1910
© Natalia Litvinova
UN ABRAZO
ResponderEliminarEN EL AFECTO Y LA PALABRA
ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ
increible poema plenode imagenes me arrobó, me metio en la escena felicitaciones poeta
ResponderEliminarBello poema. Crea un clima de intimidad que incluye al lector en la escena. Gracias. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarMaravillosa la sensación que nos deja este poema. Anna Ajmátova es una de mis poetas preferidas. Al leer tus versos me pareció acercarme a la mujer que ha tejido en sus poemas un monumento a la memoria, dolor de la carne y horror de una época.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a todos! Besos!
ResponderEliminares atrapante esta joven cuando escribe, poder en la palabra, fuerza, mensaje, poesía pur
ResponderEliminara. ¡ qué placer leerla!! cosa que hago con frecuencia en mi taller.susana zazzetti
Qué linda Susana, gracias!
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ResponderEliminarUn texto bellísimo, de una fuerza y profundidad impresionantes.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Logrado y bello retrato de dos artistas que en el fugaz encuentro se perfilan en palabras. Abrazo y gracias, Inés.
ResponderEliminarQué descuidado encuentro, tan hondo y fuerte como casi todos los que el azar nos tiene reservados. Viajar al cuello de Anna, mientras descienden dos terrones de azúcar, no debe haber sido cualquier cosa. Un saludo. Leonardo Vinci.
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