De silencios cobardes (y cómplices)
“La
vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y
al final por el abuso
se decide la jornada”
(“La
vida no vale nada”
Pedro Pablo Milanés Arias)
Los cobardes matan por la espalda
pero también mata el que calla
con un grito congelado
(como el retrato de Munch)
con un alarido silencioso
con un silencio a conveniencia.
Lo que no se nombra no existe
ni la muerte ni la represión
ni el hambre ni los desaparecidos
ni la madre que llora a su hijo
ni el joven poeta baleado.
Desde ese espeso silencio
(de complicidad cobarde)
resuena una voz arcana
que grita y perjura:
“maldito sea el soldado
que vuelva las armas contra
su Pueblo”.
© Ricardo Juan Benítez
QUE DURO, CIERTO.
ResponderEliminarEl silencio cómplice, aunque no otorga a veces, mirar a otro lado es permitir.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Lograste un poema con la más dura verdad, felicitaciones.
ResponderEliminarSilvia Loustau
ResponderEliminarTremendo poema, Ricardo.
Un abrazo,
Alicia Márquez
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarQuerido Ricardo: un poema altamente conmovedor y valiente!! Un abrazo