ALLEN GINSBERG
En el mismo año de mi nacimiento
Ginsberg publicó Aullido.
“He visto a las mejores mentes
de mi generación destruidas por la locura”,
comenzaba diciendo.
A 56 años de aquello, la locura
siguió avanzando de insólitos modos
destruyendo cuerpos y espíritus.
Sin embargo nadie aúlla,
salvo de dolor, nadie está aullando en reclamo
o representación de su propia manada.
Seguramente hoy, mi querido Allen,
no te expulsarían de Cuba
(Ser o no ser gay ya no le importa a nadie).
Sin embargo ninguno está aullando,
ni siquiera experimenta.
Ahora se escribe sobre playas desiertas,
en un mar brumoso donde no hay barcos
en el horizonte,
apenas si se cuentan granos de arena
como un modo de apaciguar los pensamientos.
Cada generación siguió ofrendando
un número importante de muchachos a las guerras,
pero nosotros, al final,
fuimos todos aplastados por aquel siglo.
© Patricio Emilio Torne
Muy lúcido! Abrazo, Inés.
ResponderEliminarQué gran poema, por suerte un poema que mira alrededor.
ResponderEliminarAbrazo
Muy bueno. Me encanta el remate "fuimos aplastados por aquel siglo". El siglo XX es una aplanadora. Un abrazo. Adriana Maggio (Dirbi)
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ResponderEliminarFinal inicio y medio, impecables. Me encantó.
Lily Chavez
Los cambios del mundo golpean y a veces aplastan. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
la locura seguirá avanzando, en tanto los aullidos se silencien, más, y más. gracias por tu mirada, lúcida. Abrazos,
ResponderEliminarMarta Ortiz