Puede que el miedo
nos compadezca:
como niños sin pan y de ojos llorosos.
Creo, que en el fondo
le puede el remordimiento.
Como la guerra: que estalla, ocurre,
se desata,
y luego llora a sus muertos.
Pero el
miedo
reincide, otra vez como la guerra…
Cuando el sueño se vuelve innegociable
y nos devuelve sus cráneos, su légamo,
sus andrajos de abismo.
- Ah, el miedo y sus orígenes:
su erizada inclemencia,
su estentóreo sarcasmo,
sus ciudades de mercurio, de huéspedes huyentes,
de dulces fantasmas y de gatos pragmáticos.
( Música anegada. Bellísimos escombros.
Mar de brazos sedientos
que nos abraza con ambición de orillas.)
Y en
volandas
nos lleva hacia sus mórbidos territorios,
a las llanuras de la incógnita,
a la duda inútil
de todo lo que no se comprende.
© Jorge Moreno de los Santos
Excelente interpretación del miedo.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Grandioso poema se nota la firma del poeta
ResponderEliminarPatricia Corrales